El control de la seguridad alimentaria en Japón es una competencia compartida por dos órganos de máximo nivel, el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social (MSTBS) y el Ministerio de Agricultura, Forestación y Pesca (MAFP).
Lo fundamental, según exponen sus autoridades, es realizar acciones globales para mantener la inocuidad alimentaria desde «la granja a la mesa» mediante leyes relacionadas.
Así, mientras el MAFP es responsable de la producción y el aseguramiento de la calidad de los alimentos, el MSTBS es el responsable de la distribución permanente de los alimentos y su inocuidad, quien comparte la responsabilidad con los gobiernos locales, que tienen importantes competencias para regular los alimentos, así como para controlar y tomar medidas contra las empresas alimentarias que se localizan bajo su jurisdicción.
Por otro lado, los denominados Centros de Salud tienen en Japón responsabilidad exclusiva en la salud y en la higiene regional, desarrollando una función esencial a fin de garantizar la inocuidad de los alimentos en su demarcación.
La base legal de la regulación sobre inocuidad de los alimentos es la Ley de Sanidad Alimentaria, promulgada en 1947, aunque sometida a varias revisiones desde entonces. La ley es considerada una ley de alimentos completa conformada por 36 artículos. El objetivo principal de la norma es prevenir riesgos para la salud humana derivados del consumo alimentario. El ámbito de la ley se extiende a los alimentos y bebidas, a los aditivos (incluyendo los saborizantes naturales), así como a los equipos y recipientes o envases usados para manipular, fabricar, procesar o proveer alimentos, siempre y cuando entren en contacto con los mismos.
El sistema sobre la inocuidad alimentaria se completa en Japón mediante la implantación de un sistema de control sanitario integral basado en el sistema de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP), y que se extendía, en un principio, a varias categorías de alimentos, como la leche, productos lácteos, productos cárnicos, productos elaborados con pasta de pescado, bebidas no alcohólicas y alimentos que fueron envasados en un recipiente o envase y pasteurizados por presión, como los alimentos en conserva.
Con posterioridad, el objetivo del gobierno japonés fue que el sistema se introdujera a todas las empresas relacionadas con los alimentos.
La normativa japonesa tiene un objetivo muy claro, que no es otro que la prevención de riesgos alimentarios.
A pesar de los controles y las exigentes normas sobre seguridad alimentaria, Japón, como el resto de países desarrollados, no ha quedado al margen de problemas relacionados con los riesgos alimenticios, ni siquiera con respecto a la encefalopatía espongiforme bovina (EBB). Anualmente, las personas afectadas por algún problema relacionado con la alimentación pueden llegar a estar en torno a las cuarenta o cincuenta mil.
Especialmente graves fueron los casos de Escherichia coli O-157 enterohemorrágica o EHEC O-157 en 1996, que dejó un saldo de alrededor de diez mil afectados y 8 fallecidos; o el caso de la leche descremada en polvo contaminada con enterotoxina en 2000, que afectó a unas quince mil personas.
La experiencia en materia de riesgos alimentarios ha llevado a Japón, así como al resto de países de nuestro entorno, a la implantación de nuevos planteamientos respecto a la seguridad alimentaria, y al establecimiento de un control integral de los alimentos.
Pero si una cosa tienen clara en Japón es que la garantía de la inocuidad de los alimentos es un esfuerzo combinado, en el que los productores y otros operadores alimentarios tienen la responsabilidad de la producción de alimentos seguros, debiendo evaluar los riesgos y adoptar las medidas de seguridad más adecuadas; los establecimientos minoristas y las empresas de restauración deben garantizar prácticas sanitarias adecuadas; y el consumidor debe controlar la inocuidad de los alimentos en el punto más cercano a su consumo, precisando de una formación adecuada a fin de preparar y conservar los alimentos.
En este sentido, es conveniente apuntar que en Japón el gobierno respalda programas sobre seguridad alimentaria para la educación de los niños en edad escolar, así como las actividades voluntarias de inocuidad de los alimentos realizadas por las industrias alimentarias.
Referencias.
http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/normativa-legal/2006/11/06/25597.php
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