11/16/2010

Seis Sigma: ¿un nuevo modelo para la calidad?. Parte 1


Imagine a su empresa brindando productos prácticamente sin ningún tipo de defectos.

¿Se imagina a todos los procesos de su compañía funcionando siempre de manera perfecta, sin desviaciones? Imagine que sus consumidores les cuentan a otros que su producto es muy bueno, que es delicioso, que cada vez es mejor, que jamás tuvo problemas con el producto y con su empresa.

Imagine que sus costos son los más bajos, y que siempre tendrá personal trabajando para que sus procesos y productos sean cada vez mejores y más económicos.

¿Es esto una utopía? ¿Estamos hablando de “otra moda más” de los gurúes de la calidad?

Esos resultados, muchas veces impensables por su magnitud, se podrían alcanzar en virtualmente cualquier área del negocio cuando las compañías aplican las soluciones de Seis Sigma a los problemas de todos sus procesos.


Las grandes corporaciones multinacionales de origen norteamericano lo han estado implementando en los últimos 20 años, y también ya está aplicándose en Europa.


¿Todo lo conocido entonces ya no sirve?


¿Todo lo que se hizo hasta ahora en calidad, o lo que está actualmente vigente, ya no sirve? No, Seis Sigma es básicamente un enfoque de alto desempeño, basado en datos, para analizar las causas primarias más profundas (la raíz) de los problemas en las empresas y para lograr su resolución.


Por ello puede coexistir con los demás sistemas o programas de calidad, como ISO 9000, ISO 15161, HACCP, BPM, TQM, Premios a la Calidad, etc.


Los objetivos de Seis Sigma son básicamente dos: a nivel estratégico, alinear una organización estrechamente con el mercado y generar mejoras reales y efectivas; y a nivel operacional, lograr que todos los atributos del producto o servicio estén totalmente dentro de la zona de las especificaciones o requerimientos del cliente y disminuir dramáticamente la variación del proceso; es decir, la causa de los defectos que afectan negativamente a los clientes.


Todo proceso tiene una variación propia, inherente.


La desviación standard, sigma (s), mide el grado de variación respecto del valor medio en una distribución normal de valores, por ejemplo, de una variable de un proceso.


El valor de sigma puede transformarse en valores de DPMO (defectos por millón de oportunidades), lo cual resulta más intuitivo.


Resumiendo, cuanto mayor sea la capacidad del proceso, menos variación tendrá, entonces el porcentaje dentro de tolerancia será mayor, con menos defectos.

En el enfoque tradicional de “tres sigma” nuestro proceso varía en más /menos tres sigma y si los límites de la especificación coinciden con esos valores, todo lo que está fuera de ese rango también estará fuera del requerimiento del producto o proceso, por lo tanto podrá tener algún tipo de defecto.


En la filosofía de seis sigma, solamente lo que esté fuera del 99,99966% de los valores del proceso podrá ser defectuoso para los mismos límites de especificación; es decir, con solo 3,4 defectos por millón (DPMO).


Se determinó en EUA el posible nivel de defectos en diferentes tipos de procesos y productos, trabajando en un rango de defectos de más o menos tres sigma obteniendo los siguientes resultados:


Dos aterrizajes inseguros por día en todos los principales aeropuertos, 5000 procedimientos quirúrgicos defectuosos cada semana, agua potable inadecuada durante 15 minutos cada día, falta de electricidad unas 7 horas por mes.


En la industria alimentaria, podemos decir que por cada millón de unidades de alimentos envasados producidos, ya sean hamburguesas, leche, bebidas gaseosas, harina, caramelos, o cualquier otro alimento, puede haber 67000 con algún tipo de defecto.



Implementando Seis Sigma


Ahora veremos que todas las maravillas descriptas más arriba requieren un trabajo muy profundo de toda la organización y sobre todo un gran cambio cultural.


Generalmente, al presentarse un problema en una empresa se lo ataca, como se pueda, hasta encontrar una solución.


Este enfoque suele estar relacionado con lo que se denomina “estar apagando incendios” o tener problemas recurrentes.


El enfoque de Seis Sigma consiste en definir el problema claramente para lograr entenderlo, hacer mediciones para conocer físicamente como se manifiesta dicho problema, analizar los resultados de esas mediciones con herramientas estadísticas, en base a este análisis encontrar la solución que además represente una mejora (para que el problema no pueda repetirse), y finalmente controlar para verificar la efectividad real de la mejora implementada.


Quizá hasta aquí, los profesionales de la calidad, creerán no ver nada nuevo (prácticamente ISO 9000 establece lo mismo, el ciclo de Shewhart/Deming es similar, etc.).


Seis Sigma complementa a todos los conceptos, modelos o normas de calidad, ya que establece cómo se resuelven los problemas y se logran las mejoras. Como todos los sistemas de calidad es un proceso de arriba hacia abajo, donde el presidente de la compañía es el motor de esta estrategia.


Seis Sigma trabaja con proyectos sobre problemas específicos en procesos claves para el negocio.


Esta es la principal diferencia con el enfoque tradicional de la mejora continua, que se ocupa de todo lo que se hace en una organización de manera no específica.


Los principales ejecutivos serán los responsables del éxito de cada proyecto de Seis Sigma, consiguiendo los recursos y allanando todos los caminos para que la organización en su conjunto colabore y facilite cada proyecto.

Los líderes de cada proyecto son los denominados Black Belt (BB, cinturón negro). Son empleados de elevado nivel de desempeño, que se entrenan en el conocimiento y práctica de todas las metodologías necesarias. Los miembros de cada equipo de proyecto son los Green Belt (GB, cinturón verde) y se entrenan en temas similares a los de los BB, pero durante menos tiempo. Los Master Black Belt (MBB, cinturón negro maestro) son BB muy experimentados, que entrenan y guían a los nuevos BB.

La etapa de identificación y evaluación de los proyectos es crítica, ya que permitirá encontrar a los que darán el mayor beneficio.

11/08/2010

Una Lección Maravillosa.


Por Elsa R. Torres.

La pérdida de un cliente puede generar cuantiosa información útil, pero, ¿a qué se debe que los negocios no aprendan o, ni siquiera quieren intentar aprender de las deserciones?

En general, cuanto más tiempo permanece un cliente con una compañía, tanto más valiosa es para ella; esto, por supuesto esto también se puede aplicar al producto de toda la vida. Ese producto estrella, que ahora ha dejado de ser el predilecto del consumidor. En la mayor parte de los casos, los viejos clientes compran más, le toman menos tiempo a la empresa y en el caso de los productos, éstos se venden prácticamente solos y no necesitan de publicidad. Los clientes antiguos, cuando son buenos, son tan valiosos que en algunas industrias, cuando éstas reducen las deserciones tan sólo cinco puntos—digamos de 15 a 10% por año—pueden duplicar sus utilidades.

En Estados Unidos ocurre un fenómeno que está siendo estudiado. Los directores generales pierden, en promedio, la mitad de sus clientes en un lapso de cinco años. A pesar del asombro que este hecho pueda causar, hacen muy poco por investigar o impulsar las mejoras necesarias. Mala decisión, sobre todo, porque la deserción de los "parroquianos" constituye uno de los indicios de riesgo más delicados de los negocios.

En América Latina, esto no puede ocurrir. Las compañías que tienen el deseo y la capacidad de aprender de esta experiencia amarga (¿a quién le gusta perder comensales?), pueden determinar cuáles prácticas comerciales necesitan corregir. En ocasiones, créanlo o no, quienes realizan este esfuerzo pueden recuperar a las ovejas descarriadas y, después de subsanar los problemas, establecer relaciones comerciales más firmes y duraderas.

Una de las razones del fracaso de numerosas empresas es que los ejecutivos solo tienen en cuenta los problemas sólo cuando las ganancias comienzan a disminuir. En su esfuerzo por defender las ganancias a corto plazo, se concentran en el síntoma y miran los problemas de los clientes como secundarios y dejan este problema en manos del departamento de mercadotecnia.

Para entender mejor el concepto, podemos citar la aptitud de las empresas que construyen aviones. Cuando se estrella un aparato, los investigadores inmediatamente recuperan los instrumentos que registraron el vuelo—o que conocemos como la “caja negra”—e invierten todo lo necesario para determinar qué fue lo que salió mal. Gracias a ello, los accidentes cada vez son más ocasionales, no obstante que el entorno en que opera la aviación es sumamente complejo y extremadamente peligroso.

Algunas deserciones de clientes pueden detectarse con más facilidad que otras. Es obvio que un cliente que cancela su cuenta y va directo con nuestra competencia, está desertando. Pero, ¿qué ocurre con el que traspasa sólo parte de sus compras a otros proveedores?

En muchos casos la fuerza de ventas pasa por alto que las deserciones pueden ser parciales. Es posible que si se analizan se pueda llegar a una constante que indica la causa fundamental de su abandono parcial o total.

Es obvio que no es fácil llegar a conocer con exactitud cuál es la causa de la deserción de los clientes, esto puede resultar engorroso y costoso. Pero quienes lo han hecho afirman que surge un índice claro, instructivo aunque penoso.

La deserción del cliente es una unidad de error que contiene casi toda la información que la compañía necesita para competir, lucrar y crecer.

Un buen comienzo sería elaborar una técnica de entrevistas y de análisis, las deserciones de los clientes se transforman en una fuerte de información tan rica que usted deseará que el sistema sea permanente. En principio, mida la participación de cartera. Este dato conviene desglosarlo para que indique el porcentaje de los clientes que le dan a su negocio una participación creciente y la proporción de los que le ofrecen una operación decreciente a su negocio.

Pero sobre todo, la clave para conquistar la lealtad de su cliente es la creación del valor, y este valor no es otra cosa que un buen servicio, un producto de calidad constante, prácticamente irreemplazable.

11/03/2010

Carrera de Especialización en Nutrición con Orientación en Obesidad.


Para todos nuestros amigos argentinos, excelentes noticias, parace que cada vez nos damos cuenta el problema que la obesidad representa, por tanto, la Universidad Favaloro de Argentina presenta la Carrera de Especialización en Nutrición con Orientación en Obesidad.

El título obtenido es el de ESPECIALISTA EN NUTRICIÓN con orientación en OBESIDAD (con reconocimiento oficial y validez nacional del título otorgado por Resolución del Ministerio de Educación N° 1075/06) expedido por la Universidad Favaloro.

Está destinado a médicos, con el objetivo de jerarquizar la capacitación en Nutrición con foco en Obesidad y brindar los conocimientos teóricos y los recursos prácticos para el abordaje multidimensional de estas patologías.

La Directora de la carrera es la Dra. Mónica Teresa Katz, y la Coordinadora es la Dra. Ana María Cappelletti. El inicio de clases es el 7 de marzo de 2011 y finaliza el 11 de diciembre de 2012. El cierre de inscripción es el 28 de febrero de 2011.
- Cronograma: Lunes y Martes cada 15 días.
· Horarios: Lunes de 09:00 a 20:00 hs. y martes de 08:00 a 12:00 hs.
· Duración: 2 años (924 horas).
- Información detallada: http://www.favaloro.edu.ar